Cisma en el 'family office' de los hermanos Del
Pino: Rafael y Leopoldo se independizan
.
Cuando se cumplen siete
años del movimiento dado por los Del Pino para blindar a Ferrovial de sus
disputas familiares, empieza a filtrarse el último divorcio entre los miembros
de la saga, que ha terminado por separar prácticamente a todos los hermanos y,
sobre todo, a sus hasta hace poco intereses comunes en Casa Grande de
Cartagena, uno de los mayores family offices de España.
Según
ha podido confirmar El Confidencial con varias fuentes, Rafael del Pino ha
decidido separarse y gestionar la parte que le corresponde de la fortuna
familiar a través de su propio family office, que ha arrancado hace pocos
meses, siguiendo así el camino que ya inició su hermano Fernando en 2006,
cuando ante las diferencias de criterio de inversión que tenía optó por seguir
en solitario y gestionar su patrimonio a través de la sociedad Myway.
Un
tercer hermano, Leopoldo del Pino, también ha decidido romper con la situación
actual y tomar las riendas de sus inversiones. De hecho, como adelantó este
medio, acaba de lanzar una nueva sicav, Tosqueta de Inversiones, uno de los
vehículos de inversión más importantes dentro de Pactio Gestion, la gestora de
la familia, ya que cuenta con un capital máximo de 100 millones de euros.
Aunque continúa siendo el paraguas Pactio bajo el
cual se agrupan las sicavs de los
hermanos Leopoldo, María y Joaquín del Pino, así como una de su madre, Ana
María Calvo Sotelo, se han repartido la presidencia de estos vehículos, una
fórmula que permite a cada uno aplicar sus criterios de inversión en cada uno
de ellos.
Además, el foco de los
problemas no está en Pactio, sino en las participaciones bursátiles. Y es que,
aunque ha sido a lo largo de este ejercicio cuando han cristalizado estas
diferencias, el malestar se remonta a mucho antes, ya que tiene su origen en
los diferentes criterios de inversión que han
ido mermando la fortuna familiar, cuyos capítulos más negros se han escrito con
las millonarias minusvalías sufridas en sociedades como Gamesa o Ebro.
Ferrovial
queda al margen
El
motivo de esta disputa tiene su origen, precisamente, en ese acuerdo sellado en
el verano de 2006 –aunque se mantuvo en secreto hasta noviembre–, cuando los
cinco hermanos Del Pino acordaron una venta de acciones entre las dos
sociedades a través de las cuales controlaban su participación en Ferrovial: la
citada Casa Grande de Cartagena y Portman Baela.
El presidente de
Ferrovial, Rafael del Pino. (EFE)
La primera vendió a la segunda
el 17,777% que controlaba en la constructora a un precio de 1.462 millones de
euros, que supuso valorar la compañía en 58,635 euros por acción, un 32,68%
menos del precio al que cotizaba por aquel entonces Ferrovial en bolsa.
Entonces también se vio
un reparto de cargos entre los hermanos: Rafael se consolidó como heredero de
su padre al frente de Ferrovial, Leopoldo se quedó acompañándole en la compañía
como director general de Ferrovial Aparcamientos, Joaquín se centró en Pactio
Gestión, mientras que María tomó las riendas de la Fundación. Fernando, como ya
se ha señalado, decidió gestionar su fortuna a través de su propia sociedad.
Con la participación de
la constructora ya fuera de sus disputas, los Del Pino decidieron invertir en
sociedades cotizadas, en las que empezaron a tomar participaciones del 5%, ya
que estas compras se beneficiaban de incentivos fiscales que evitaban tener que
pagar a Hacienda peajes millonarios por las plusvalías conseguidas con la venta
de Casa Grande a Portman.
Así
fue como la saga se hizo con el 5% de Acerinox, Gamesa, Indra, Ebro, Pastor y
Dinamia, unas adquisiciones que hoy por hoy se limitan a un 3% de Acerinox y un
4,9% Indra, ya que el resto de participaciones se fueron deshaciendo con
importantes minusvalías... que han hecho saltar por los aires el acuerdo de
hace siete años.
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